El milagro de Santa María Fabio Arévalo Rosero MD*
Carlos Santa María es un profesional de origen chileno, colombiano por honor, además de psicólogo y trabajador social. Pero en la puerta de su casa una placa en madera muy fina anuncia su legítima dedicación: Humanólogo. Es considerado el creador de la Humanología en el mundo y ha escrito una docena de libros relacionados con el comportamiento y desarrollo humano. Se destaca un texto sobre sociología del deporte como aporte a la concepción social del desarrollo lúdico y sus implicaciones en el entorno.
Quienes conocen al profesor Santa María lo describen como un ejemplo de ser humano, coherente, comprometido, generoso, cumplido (además de ser compulsivamente puntual), modelo de buen amigo, honesto y extremadamente sincero. De allí que no le haya quedado difícil proponerle al mundo la Humanología como disciplina científica. Por lo mismo hoy es flamante decano de una Facultad de ciencias humanas en una prestigiosa universidad colombiana.
Su relación con el deporte es grande y valiosa. Particularmente con el fútbol, que lo practicó como aficionado y audaz jugador. Hizo parte de la selección de profesores universitarios de su alma máter, en la cual fue vinculado como portero. En uno de los torneos regionales de docentes universitarios su equipo tuvo la fortuna de disputar el título como local. Se daba casi por descontado que el campeonato en esas condiciones estaba asegurado.
El primer tiempo fue ardorosamente disputado, con muchos nervios y roces hasta el punto de decretarse un penalti a favor del local (más por presión de las barras), que fue contenido por el cancerbero del visitante. Termina sin goles, con una ansiedad en los catedráticos a punto de convertirse en una disputa propia de la competencia. Inician la segunda parte algo relajados, pero a los cinco minutos los ánimos estaban caldeados y la pedagogía se mantenía totalmente relegada.
Las barras amenazaban con sus gritos al árbitro central, buscando tal vez la gracia de otro penalti. Pero a los 33 minutos de la parte final, un poderoso y casi casual disparo de uno de los docentes visitantes, atraviesa un tercio de cancha en dirección a los tres palos y con el portero ligeramente adelantado .Pese a entrar el esférico va a parar a unos matorrales mientras el referee pitaba saque de puerta. Pero los jugadores del equipo visitante inmediatamente reaccionaron porque para ellos había sido gol (las porterías en aquella cancha no tenían redes visibles prestándose a confusiones).
Persiste una fuerte discusión. Solo una persona tenía certeza de lo acontecido: el portero local. Ante ello, el árbitro decide llamar a los dos equipos al centro del campo, se hace un silencio sepulcral y pregunta con solidez: Profesor Santa María,¿ fue gol o no fue gol? Muy sereno el docente le responde mirándolo a los ojos: sí, fue gol. El equipo local perdió el campeonato, el profesor portero casi es linchado, se habló hasta de su extradición.
Este proceder es casi un prodigio, producto de una posición moral, y una gran lección. El milagro está en que se cambia la visión del mundo alienante, donde triunfar cueste lo que cueste es lo importante, por una mentalidad que le da más brillo a la humanidad ratificando que la categoría agonística es uno de los máximos sentidos del ser por sobre la competencia agobiante. El deporte es más inolvidable cuando se juega con principios éticos.
far121@hotmail.com *Consultor en desempeño humano
Fabio Arévalo Rosero MD
Carlos Santa María es un profesional de origen chileno, colombiano por honor, además de psicólogo y trabajador social. Pero en la puerta de su casa una placa en madera muy fina anuncia su legítima dedicación: Humanólogo. Es considerado el creador de la Humanología en el mundo y ha escrito una docena de libros relacionados con el comportamiento y desarrollo humano. Se destaca un texto sobre sociología del deporte como aporte a la concepción social del desarrollo lúdico y sus implicaciones en el entorno.
Quienes conocen al profesor Santa María lo describen como un ejemplo de ser humano, coherente, comprometido, generoso, cumplido (además de ser compulsivamente puntual), modelo de buen amigo, honesto y extremadamente sincero. De allí que no le haya quedado difícil proponerle al mundo la Humanología como disciplina científica. Por lo mismo hoy es flamante decano de una Facultad de ciencias humanas en una prestigiosa universidad colombiana.
Su relación con el deporte es grande y valiosa. Particularmente con el fútbol, que lo practicó como aficionado y audaz jugador. Hizo parte de la selección de profesores universitarios de su alma máter, en la cual fue vinculado como portero. En uno de los torneos regionales de docentes universitarios su equipo tuvo la fortuna de disputar el título como local. Se daba casi por descontado que el campeonato en esas condiciones estaba asegurado.
El primer tiempo fue ardorosamente disputado, con muchos nervios y roces hasta el punto de decretarse un penalti a favor del local (más por presión de las barras), que fue contenido por el cancerbero del visitante. Termina sin goles, con una ansiedad en los catedráticos a punto de convertirse en una disputa propia de la competencia. Inician la segunda parte algo relajados, pero a los cinco minutos los ánimos estaban caldeados y la pedagogía se mantenía totalmente relegada.
Las barras amenazaban con sus gritos al árbitro central, buscando tal vez la gracia de otro penalti. Pero a los 33 minutos de la parte final, un poderoso y casi casual disparo de uno de los docentes visitantes, atraviesa un tercio de cancha en dirección a los tres palos y con el portero ligeramente adelantado .Pese a entrar el esférico va a parar a unos matorrales mientras el referee pitaba saque de puerta. Pero los jugadores del equipo visitante inmediatamente reaccionaron porque para ellos había sido gol (las porterías en aquella cancha no tenían redes visibles prestándose a confusiones).
Persiste una fuerte discusión. Solo una persona tenía certeza de lo acontecido: el portero local. Ante ello, el árbitro decide llamar a los dos equipos al centro del campo, se hace un silencio sepulcral y pregunta con solidez: Profesor Santa María,¿ fue gol o no fue gol? Muy sereno el docente le responde mirándolo a los ojos: sí, fue gol. El equipo local perdió el campeonato, el profesor portero casi es linchado, se habló hasta de su extradición.
Este proceder es casi un prodigio, producto de una posición moral, y una gran lección. El milagro está en que se cambia la visión del mundo alienante, donde triunfar cueste lo que cueste es lo importante, por una mentalidad que le da más brillo a la humanidad ratificando que la categoría agonística es uno de los máximos sentidos del ser por sobre la competencia agobiante. El deporte es más inolvidable cuando se juega con principios éticos.
far121@hotmail.com *Consultor en desempeño humano
Fabio Arévalo Rosero MD
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Una noche tormentosa Fabio Arévalo Rosero MD*
Las historias cotidianas más sencillas pueden depararnos grandes sorpresas, incluso pueden llegar a cambiar radicalmente la vida de tanta gente y de una región. Muchas de las personas más humildes y de apariencia poco significativa, tienen un inmenso valor humano capaz de dejar entrañables lecciones de vida. El modelo de entrenamiento en el atletismo nos demuestra que una de las claves del éxito es "hacer un kilómetro extra", esto es, dar un mejor servicio que el esperado por el cliente. Una historia real sobre el nacimiento de un emporio así lo confirma.
Cuentan que hace muchos años en una noche tormentosa, un hombre mayor y su esposa entraron a un pequeño hotel en Filadelfia. Intentando resguardarse de la lluvia la pareja se aproxima al mostrador y pregunta: - ¿Puede darnos un cuarto?
El empleado, un hombre atento con una cálida sonrisa les dijo: - Hay tres convenciones en Filadelfia y todos los hoteles están copados. El matrimonio se angustió pues era difícil a esa hora y con ese tiempo conseguir dónde pasar la noche. Pero el empleado les dijo: - No puedo dejarlos ir con esta lluvia, si aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propio cuarto. Yo me arreglaré en un sillón de la oficina. El matrimonio lo rechazó, pero el empleado insistió de buena gana y terminaron ocupando su cuarto. A la mañana siguiente, al pagar la cuenta el hombre pidió hablar con él y le dijo: - Usted es el tipo de Gerente que yo tendría en mi propio hotel...quizás algún día construya uno para devolverle el favor que nos ha hecho. El conserje tomó la frase como un cumplido y se despidieron amistosamente.
Pasaron dos años y el conserje recibe una carta del hombre, donde le recordaba la anécdota y le enviaba un pasaje de ida y vuelta a New York con el pedido expreso de que los visitase.
Con cierta curiosidad el conserje no desaprovechó esta oportunidad de viajar gratis y fue a la cita. En esta ocasión el hombre mayor lo llevó a la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34 y señaló con el dedo un imponente edificio de piedra rojiza y le dijo:
- "Mi Nombre es William Waldorf Astor, he construido este hotel y quiero que usted sea el Gerente General". El conserje miró anonadado y atinó a balbucear: - ¿Es una broma verdad?
- Puedo asegurarle que no...-le contestó con una sonrisa el hombre mayor.
Y así fue como William Waldorf Astor construyó el Waldorf Astoria original y contrató a su primer gerente de nombre George C. Boldt (tal el nombre del conserje en la noche lluviosa).
Obviamente George nunca soñó que su vida estaba cambiando para siempre cuando hizo "su kilómetro extra" para atender al viejo Waldorf Astor en aquella noche tormentosa.
Los clientes aprecian cuando el trato que reciben es superior al que cabe esperar y pueden equivaler a nuestro Waldorf-Astoria personal. Tarde o temprano, quién actúa en base a esta premisa recibe su premio. No a todos nos ocurre lo de esta historia, pero no debemos dudar que siempre nuestros esfuerzos serán recompensados. Nuestra vida hoy, es el resultado de nuestras actitudes y elecciones del pasado. ¡Nuestra vida mañana será el resultado de nuestras actitudes y elecciones hechas hoy..! ¡¡Nunca se sabe dónde están los ángeles!!
far121@hotmail.com *Consultor en Desarrollo Humano
Fabio Arévalo Rosero MD
2 comentarios:
www.pastodeporte.gov.co
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